26 de março de 2009

"LATIN JAZZ"


Com a devida vénia, a CUBANET PRENSA INDEPENDIENTE

CULTURA Entrevista a Paquito D'Rivera

"Sí existe y puede hablarse objetivamente de una forma cubana de hacer Jazz", Luis Cino

LA HABANA, Cuba - Marzo (www.cubanet.org) - Años después de subir al cielo a la velocidad de la luz, elevado por los solos irrepetibles de su saxofón, en aquellas intensas noches de lunes en el Johny's Dream, despliego un modesto cuestionario para realizar un viejo deseo: entrevistar a uno de nuestros más grandes exponentes de la música cubana y del latin jazz, Paquito D'Rivera.
Luis Cino: "Un lirismo que puede ser torrencial y a la vez íntimo". "Un fraseo que habla". "No sólo toca con swing, sino que lo hace de muchas formas". Son algunas de las cosas que han escrito críticos tan renombrados como Nat Hentoff para definir su música. ¿Cuál es el secreto de Paquito D'Rivera para tocar así?
Paquito D'Rivera: No hay ningún secreto. Toco de forma espontánea y escojo mi repertorio con honestidad, mezclando mi formación académica con la intuición y corriendo los riesgos que siempre trae consigo la improvisación. A la vez soy siempre auto-crítico, escucho la opinión ajena y trato de no caer en la arrogancia, los excesos y alardes técnicos que han empañado estilísticamente a algunos músicos cubanos contemporáneos. Lo que yo llamo la "Turbomúsica" o arte olímpico. Yo fui uno de los "fundadores" (por llamarle de algún modo) de tan lamentable tendencia, pero pronto me di cuenta que era aburrido y circense (sin la parte divertida del circo). La música es un arte, no un deporte.
LC: ¿Qué significaron para usted Chucho Valdés e Irakere?
Paquito: Chucho fue, durante mis años formativos, después de mi padre y Benny Goodman, el músico que más influyó en mi carrera. Él y Oscarito Valdés. Cuando formaron IRAKERE me sacaron del hoyo en que me habían metido los del Ministerio de Cultura cuando me botaron de la dirección de la Orquesta Cubana de Música Moderna. Y por ello les estaré eternamente agradecido a ambos. El papel que jugué años más tarde en el rescate del padre de Chucho, Bebo, lo hice, además de mi admiración por un icono olvidado de la música cubana, también como una forma de pagar esa vieja deuda de gratitud.
LC: Si existe un modo cubano dentro del Latin Jazz, ¿se siente dentro de él o es simplemente jazz?
Paquito: Cierta vez, Mario Bauzá declaró a la revista Down Beat que "Paquito D'Rivera es el único músico que conozco que hace Latin Jazz; los demás hacen Afro-Cuban Jazz". Eso fue una inexactitud de Mario, pues ya desde antes que yo gente como Gato Barbieri, Jorge Dalto y principalmente los músicos brasileños venían usando elementos de otros países latinoamericanos; y aunque suene gracioso, y por supuesto, en un contexto completamente distinto, tenemos que reconocer que el primero que comenzó a mezclar marimbas centroamericanas con acordeones, guitarrones mexicanos y percusión cubana fue Xavier Cugat en los años 20.
En cuanto al elemento cubano en el Jazz, yo diría que sí existe y puede hablarse objetivamente de una forma cubana de hacer Jazz, por la enorme contribución que casi desde el principio del género han hecho músicos como Alberto Socarrás, Patato Valdés, Mario Bauzá, Chano Pozo, Chico O'Farrill, Julio Gutiérrez, Mongo Santamaría, Gonzalo Rubalcaba, Chucho Valdés, Marco Rizo, Machito, Candido Camero y un etcétera largísimo.
LC: ¿Cómo siente la música cubana actual?
Paquito: Muy acelerada, nerviosa y agresiva, sobre todo después del fenómeno IRAKERE. Gente como Paul Desmond, Chet Baker, Miles Davis y Chirley Horn se hubieran muerto de hambre en Cuba (¡que mal pensado eres!). O acribillados por esas ráfagas de notas silbando como proyectiles a su alrededor. Conmigo TIENE que bailar, tírala por el balcón, los metales del terror, fulano apretó a mengano, yo SÍ tengo el uno, dale con la punta-el palo... Todo es una guapería deportiva que ha ido destruyendo el carácter alegre y amistoso de la música cubana.
Hay mucha gente por acá que, aunque admiran a los músicos cubanos, ya comentan que les resulta difícil escuchar las grabaciones de arriba-abajo, debido precisamente al exceso de tensión. La música no tiene ni un momento de relax.
Buddy Rich, Oscar Peterson, Dave Weckl, Chick Corea, Nino Bravo, Bill Watrows, Niels Pedersen, Mickel Breker, John Patitucci, Maynard Ferguson y otros buenos músicos de afuera han sido admirados en nuestro país básicamente partiendo de las posibilidades técnicas de estos. De lo contrario hubieran caído en la categoría de los "mancos", o cuando mejor entre los que "tocan bonito".
Yo he oído a pianistas de mi tierra elogiar la madurez de su joven colega venezolano Ed Simon, y hablar del uso que del espacio y el silencio hace Thelonious Monk; y tras la última palabra subirse en el cohete y pasarle a mil por encima al teclado, como si para ellos estas normas estéticas no aplicaran.
Yo también tengo la "desgracia" de contar con cierta facilidad mecánica, pero igual que he dejado de fumar hace años, al menos trato concientemente de no molestar a los demás con el exceso de notas; enfermedad perfectamente curable (como la de no leer música) y conocida por el nombre científico de Notitis galopante, y en el caso de los pianistas: Teclosis mecanográfica.
"Más que un dúo, más bien suenan como dos locos desesperados tratando de alcanzar primero la puerta de salida", dijo acertadamente un comentarista de Miami sobre dos de los más talentosos e influyentes artistas en la escena actual del Latin Jazz (no cubanos, por cierto), demasiado e innecesariamente inclinados hacia el concepto olímpico-sonoro.
Términos como sangre caliente, temperamento latino, pasión, swing y energía son frecuente y equivocadamente confundidos con velocidad, nerviosismo y volumen excesivo. ¡Que es como confundir la magnesia con la gimnasia!
El Jazz es como el Son y el Tango, un género musical muy difícil; no es una carrera de relevos, de modo que no se puede medir la calidad de un músico por la velocidad o la cantidad de notas que logre meter en un compás. Recordemos que uno de los solistas más líricos e importantes de toda la historia del Jazz fue Paul Desmond, quien se auto-titulaba jocosamente: el saxofonista más lento del mundo.
Por otro lado, y teniendo en cuenta estos turbo-detalles y cualquier otro defecto que con mejor o peor intención pudieran encontrar sus detractores, la realidad es que mientras miles de músicos de Jazz alrededor del mundo se contentan con la mera imitación de los grandes maestros del Norte, los cubanos de todas la generaciones, muchas veces sin información ni recursos materiales apropiados y luchando dentro de una atmósfera francamente hostil, han sido mucho más originales y creativos, aportando audazmente elementos de su idioma musical materno al lenguaje jazzístico. Todo esto trae como consecuencia que fuera de los Estados Unidos, país de origen del género, y quizás con la única excepción de Brasil, pueda hablarse con propiedad de un movimiento de Jazz cubano, tanto por su continuidad como por la cantidad de intérpretes y grupos que cultivan y realmente aportan algo substancialmente novedoso al estilo y al repertorio de este género. Al César lo que es del César.
LC: ¿Cuál es el mayor daño que le han hecho casi 50 años de revolución a la música cubana?
Paquito: No sólo a la música, sino a toda la cultura y a la mentalidad cubana en general. Cuba es un país sin pasado, donde la gente de menos de 50 años no conoce a personajes ilustrísimos que han engrandecido y dado prestigio a Cuba por todo el mundo. Nombres como Jorge Bolet, Carlos Alberto Montaner, Gaston Baquero, Tania León, Tres Patines, Cabrera Infante, Chano Pozo, Aurelio de la Vega, Levy Marrero, Carlos Erie y muy pronto el de Isaac Delgado han sido borrados de la historia oficial de Cuba.
LC: Los libros Mi vida saxual y Oh, La Habana, sorprendieron agradablemente a muchos. ¿Cuándo descubrió que era también escritor?
Paquito: Desde muy pequeño, junto con la música, mi padre me enseñó el camino mágico de la literatura a través de escritores como Julio Verne, Salgari, José Eustasio Rivera, Cervantes. Y así poco a poco pasé de la lectura a la escritura. En la escuela primaria gané algunos concursos de la asignatura que se llamaba Composición, y aquí, para mi sorpresa, en el año 2002 hasta gané un premio nacional de periodismo por mi artículo Premio Nobel para la mona Chita, sobre cierto parlamentario escandinavo que propuso al "atorrante en jefe" para el premio Nobel.
LC: ¿Qué significó para usted la grabación de Mariel, en 1981?
Paquito: Un homenaje a los valientes que vivieron esa odisea en carne propia. Y lo hice en un momento en que los exiliados le huían a los Marielitos como a la peste bubónica. Y lo hice además porque siempre supe que entre ellos venían gente buenísima, que el paso de los años se ha encargado de probar.
LC: ¿Qué hace Paquito D'Rivera actualmente?
Paquito: Termino mi concierto para contrabajo, saxofón y orquesta sinfónica, llamado Conversaciones con Cachao. Es parte de mis labores como compositor residente del festival de Caramoor, uno de los festivales de música clásica más importantes de los Estados Unidos. Mi próximo proyecto musical es la zarzuela Cecilio Valdés, inspirada en la de Roig, sólo que el personaje central es Cecilio, un mulato cubano cantante que se enamora de la hija de un general retirado que trabaja con inversionistas españoles en el Instituto de Turismo. Dos jóvenes escritores cubanos muy talentosos trabajan conmigo: Enrique del Risco y Alexis Romay. Y cuando tengo tiempo, trato de trabajar en mi próximo libro, Paisajes y Retratos. Ya tengo retratos muy graciosos de Cachao, Lionel Hampton, Fernando Mulens, Dizzy Gillespie y Juana Bacallao.
LC: ¿Cómo se ve Paquito D'Rivera en la Cuba futura?
Paquito: Esa es una pregunta difícil, pues al ser tan apasionado, no soy un buen analista político. Pero tengo una gran ilusión: llevarle a mi gente lo mejor del arte mundial. Y tengo fe en que los cubanos construiremos lo que los comunistas han destruido, en muchísimo menos tiempo, y con muchísimo más amor. Si lo hemos logrado donde quiera que hemos caído, ¿cómo no en nuestro propia arena?
Foto: Cortesía de www.paquitodrivera.com